Cuéntase que el hombre de negocios, de gran prestigio en su región, disfrutaba de una noche de farra junto a un grupo de amigos.
En medio del entusiasta ambiente que vivían se les antojó contratar los servicios sexuales de chicas para "ponerle la tapa al pomo" y punto final a tan agradable noche.
Claro que no querían "bregar" con señoras, mujeres de 30 o 40 años de edad. Buscaban muchachitas, 19, 20, 21, 22 años, cuanto mucho. Necesitaban, muy especialmente el prestigioso hombre de negocio, sentirse revitalizados y rejuvenecidos, y no había mejor manera de lograrlo que con una joven que rondara éstas últimas edades.
Les facilitaron un catálogo para que eligieran y comenzaron a ver y admirar todo cuanto les ofrecían en los catálogos. Estaban deslumbrados con tanta belleza, con tanta lozanía, con tanta vitalidad.
Repentinamente el hombre de negocios cayó en silencio absoluto, se le transformó el rostro; su cara iluminada por la alegría asumió ahora un áura de seriedad y encono e impotencia a la vez que sorprendió a sus acompañantes...
Entre las fotos de las chicas que ofertaba el catálogo apareció la imagen de su hija de 19 años. El impacto fue contundente, demoledor. El desenlace de esa noche de fiesta fue catastrófico para el prestigioso hombre de negocios. informacion CristalyColores.com
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