enero 22, 2006

INMORTALIDAD

Te amé tanto que, un día, abandonó mi alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,
regresó a la morada que yo daba por mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.
y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.


VICENTE NÚÑEZ ( España )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Che dejate de huevadas y vive tu vida lo mejor que puedas

tus mejores amigos